Caminata Nocturna

Habia pasado dias y dias dentro de la universidad haciendo las aburridas practicas de laboratorio que el ya sabia de memoria. Pero para cursar esas materias debia de soportar aquellas aburridas clases.
Ahora podia despejarse un poco la mente, se habia colocado un lindo trajesito lila suave, que contrastaba con el azul cielo de sus ojos dulces e inocentes. Su cabellera rubia se movia al ritmo de sus suaves pasos y en sus brasos llevaba un simpatico conejito blanco con un laso lila en el cuello, del mismo tono que su vestimenta.

Suspiro a nueva cuenta, el abuelito le habia dicho que no saliera por las calles a aquellas altas horas de la noche, pero necesitaba tomar aire urgente, y despejarse de las ideas un poco.

-... que noche...- murmuró mientras abrasaba mas su conejito y seguia caminando, considerando tal ves que era el momento de regresar a casa

La noche era clara y estrellada, solamente empañada por algunas nubes en el norte, tapando parcialmente la luna creciente. Giro la llave en la cerradura, despidiéndose de la herrería hasta el próximo día. De un saltito bajo los dos escalones que precedían al suelo firme y con paso ligero tomo el Pasaje de Scarlete en pos de su hogar.

Sentía su estomago vació y este le pedía que se diera prisa en llegar y preparar la cena, quería ser alimentado con la mayor presteza. Sin embargo en su camino se topo de frente con un extraño chico. No solo extraño por sus ropas, pues se notaba que era de buena familia, si no por su comportamiento: abrazaba casi asustado un conejito de peluche, hasta ahí bien, siempre y cuando se hubiese tratado de un niño. Pero el muchacho estaba bastante mas crecido, a pesar de que era mas o menos de la misma estatura que ella. Osea tirando a bajito, pensó no sin cierto disgusto, no por él, sino por si misma.

Perdona...¿Estas bien?- pregunto considerando que quizá el muchacho estaba perdido o que quizá se había dado un golpe en la cabeza y por eso parecía como pez fuera del agua.