"Acero y Fuego"

Hacía no mucho que el alba había despuntado. El sol aun no había ocupado su lugar en el cielo, pero los débiles rayos blancos se colaban por los polvorientos ventanales de vidrio pintado iluminando levemente la tienda y las estanterías de la armería con luz fantasmal.

No acostumbraba a madrugar tanto y sin embargo aquel día, a pesar de que era innecesario abrir tan pronto la herrería, se vio con la apremiante sensación de ocupar su lugar de trabajo de buena mañana. Resguardó las pálidas manos en los bolsillos de su pantalón. Aun persistía el frió nocturno que calaba en ella a través de sus ropas y provocaba que su cuerpo se estremeciese leve y constante. Faltaba mucho tiempo para que los empleados acudiesen a trabajar, y la forja estaba apagada y fría.

Solo uno pocos minutos antes había colocado en la parte exterior de la vieja puerta de madera un cartel escrito a mano que rezaba “se busca ayudante de herrería”. El negocio no le iba nada mal y precisamente por eso necesitaba mas empleados que la ayudasen a atender el taller.

Sentada sobre un taburete frente al mostrador había estado repasando hasta hace no mucho los libros de cuentas, pero finalmente el sopor había podido con ella y la cabeza había ido cayendo lentamente hasta reposar sobre los gruesos volúmenes. Restregó el dorso de la mano por sus ojos, empezaba a lamentar aquella idea que le había hecho acudir tan temprano.

Bien, acababa de salirse con la suya, había robado una de las llaves más importantes que tenia su hermano, pero era una llave tan especial que un cerrajero estaba imposibilitado para crear tan maravillosa figura en dichosa llave. Levantarse temprano fue su estrategia y ahora a la herrería debía de ir, arrastrándose cual serpiente venenosa entre los recovecos logro salir sin que su hermano se diera cuenta y así llegar a la ciudad sin problemas, ahora estaba frente a la herrería, por suerte estaba abierta y además solicitaban trabajo, era el lugar perfecto para esconder dicha llave y mejor aún tratar de hacer una buena copia sin pagar por ella.

-hola, hola, vengo por el trabajo

Dijo con una sonrisa amplia y señalando con emoción el anuncio que estaba pegado, la miro curioso, se le veía somnolienta y termino por estampar un beso en la frente, y es que estampar un beso era con mucha fuerza y se escuchaba un chasquido, era como un niño besando a su madre con felicidad.

-despierta, hay que trabajar.

Le insistió mientras la miraba y escuchaba le suave tintineo de su llave que era la verdadera causa por la que pedía el empleo y en el que no duraría más de tres días, tan sólo para hacer rabiar a su hermano y esconder la llave.

Había escuchado la llegada de Gretel como un eco lejano que se colaba a través del estado de duermevela en el que se encontraba, pero no termino de despertar hasta que sintió los labios del muchacho sobre su frente y aquel sonoro beso.

-Aaaahg- no pudo reprimir una mueca de disgusto, restregándose la frente con la manga. Levanto la cabeza levemente, clavando los ojos aun somnolientos en los del responsable de aquella inesperada y poco bienvenida muestra de afecto. Para su gusto aquel acto había sido de lo mas cursi, ademas de terriblemente extraño.

-¿Me has besado?- pregunto algo incrédula a pesar de que era consciente de ello. Apoyo la barbilla sobre su pequeño puño sin perder de vista al peliazul, observándolo con mezcla de curiosidad y sorpresa. Se le escapo un bostezo de león, dejando entrever la campanilla. Paso por alto las palabras del muchacho, no estaba segura siquiera de haber entendido bien lo que quería.

Su grito de desagrado fue algo que le gusto demasiado, wa, era tan mono escuchar un grito de disgusto recién por la mañana, sin darse cuenta que aquel gusto maléfico bien lo compartía con su hermano, le gustaba el dolor y malestar ajeno aunque su trabajo principal consistiera en evitarlo. Su sonrisa no cambio, así que continuo mirándola entretenido, manteniendo su barbilla apoyada entre ambas manos mientras contemplaba la campanilla de la chica la bostezar, je, era demasiado divertido, tal vez tener un segundo trabajo no le vendría en verdad mal.

-si, lo he echo, y si quieres lo puedo volver a hacer.

Sonrió de lado estrechando sus azulados ojos, acercándose más y tomándola por los hombros de un momento a otro.

-aunque tus labios me parecen un mejor lugar a besar.

¿Estaba hablando en serio?, con Gretel no se sabía, en este caso era obvio que no, pues en seguida beso su dedo indice y lo coloco con un pequeño toque sobre los labios de la chica, rió un poco y volvió a repetir lo que quería desde un principio.

-je, pero en realidad vine por el trabajo

Volvió a señalar el anuncio, debía de encontrar un resguardo para la llave ese mismo día, sino habría serias consecuencia,s para él, porque su hermano seguro haría alguna locura más.

Se tomo la contestación del muchacho como una autentica amenaza. Retrajo el cuello todo lo que pudo, poniendo distancia entre su cabeza morena y la del peliazul.

-¡Eres un raro y un cursi!- espetó aunque finalmente él sólo decidió enviarle el beso a través de su dedo indice, posandolo sobre sus labios. Aprovechó para escarmentarle, pues tenia la vaga sensación (a pesar de no estar demasiado despejada) de que se estaba divirtiendo tomándola el pelo. Entreabrió su pequeña boca y capturo entre sus dientes el dedo de Gretel. Mordió con saña, hasta que satisfecha, después de dejar bien marcados sus dientes, le soltó.

Salto del taburete y dio un rodeo al mostrador, el cual aprovecho para fijarse bien en el muchacho. Alto, delgado, atractivo, pero con un sentido del humor odioso.

-Pues si quieres trabajo, sera mejor que respetes a la jefa- refunfuño, frunciendo levemente los labios con un poco de disgusto. Con lo de “jefa” se refería claramente a si misma.

- Soy Betel. ¿Y tu eres...?-Con algo de desconfianza estiro la mano derecha pretendiendo estrechar la del chico, no fuese que la sorprendiese con algo peor que un beso.

-Gra...

Iba a agradecerle el "cumplido" que le había dicho aquella chica, pero justo en ese momento le mordió el dedo, ¡su precioso dedo!, solo atino a no moverlo para que no se lo arrancara, aunque eso era una clara exageración, pero en general Gretel así era.

-aggg! ¡¡lo siento, lo siento, suelta. !!

Cuando al fin estuvo libre su dedo miró su dedo con algo de resentimiento, escuchando al fin que Betel era su nombre y además su próxima jefa. Parpadeo mirándola, bueno, si así era, que así fuese, rió un poco tontamente y saludo como se tratara de un militar desgarbado a su general todo poderoso.

-ok, como diga jefa Betel.

Le sonrió de lado estrechando un poco los ojos, estirando la mano para tomar la de la chica entre la suya y presentarse como se debía, después de todo, un trabajo es un trabajo.

-Gretel... arm, cof, cof, es decir... Gavrel Wytte, un gusto, y... entonces...

No la soltaba y de repente junto la suave mano de Betel entre las dos suyas frente a ella y él.

-¿podrías darme el trabajo?

Parecía emocionado, deseoso de poder trabajar, aunque la verdad era parte de su travesura para su hermano y así desquitarse, aunque eso, tal vez no se lo diría a su nueva jefa... bueno, era la primera vez que tenia jefa... así que sería algo nuevo que aprender.

Gravel no parecía saber en absoluto nada del oficio. No terminaba de imaginarse al apuesto muchacho trabajando duramente en la forja, aguantando el calor infernal, sucio, semidesnudo y sudado... Aunque pensándolo bien tampoco es que fuese una imagen desagradable.

-Cof, cof...-tosió para dispersar sus pensamientos, que empezaban a tomar una dirección nada profesional.- ¿Tienes alguna experiencia como ayudante de herrería?.- preguntó con curiosidad, la verdad, lo dudaba, pero como le urgía ayuda en el negocio, quizá podría a emplear al muchacho como dependiente de la tienda y ocupar ella misma el puesto vacante en el taller como solución temporal.

Ademas, pensó, quizá el atractivo de Gravel atrajese a féminas y a más de un muchachito dispuestos a comprar en su tienda en vez de acudir a otra con tal de poder ponerle ojitos tiernos al chico.

Casi pudo notar la nube de los pensamientos dela chica que parecía ahogarse con esos pensamientos impuros, que seguro aun así fueran gratos ya que su cara parecía demostrarlo un poco. Sonrió encantado, pensando que había sido alguna clase de halago, aunque su único fuerte fuera su cara y esas pequeñas coss que podía hacer con plantas.

-um, no, para nada.

Sincero, directo y cortante ante la pregunta poniendo cara de "¿importa?", era el colmo, pero en fin, era la primera vez que trabajaba y pondría todo su empeño, eso si que podía hacerlo.

-pero aprendo rápido, seguro que puedo hacerlo.

Mencionó con tanta seguridad que hasta el mismo se lo creyó, sólo faltaba un detalle y una insignificante pregunta.

-y... ¿que hace exactamente un ayudante de herrería?

Sonrió, como si fura lo más natural del mundo, al igual que su pregunta que obviamente no encajaba y no le daba exactamente ningún crédito extra.