Pequeño, pequeño...
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Pequeño, pequeño...
Una sombra caminaba y de repente corría, se escondía y luego volvía a salir como si estuviera jugando tras los árboles, agudizaba sus azules ojos y luego los abría sorprendido y sonriendo. En su mano parecía perpetuo un trozo de pan, al que de vez en cuando le daba una mordida y tiraba migas por todo su camino, por ello lo seguían varios pajarillos, que cada vez que corría Gavrel se espantaban, pero bajaban de nuevo para comer más de ese rico pan que se la pasaba tirando.
-je, ya casi te tengo...
Al fin murmuro con una sonrisa en los labios y sus ojos entrecerrados, lanzando su pan a un lado y éste siendo atacado por los pajarillos para ganar el trozo más grande. Dando una zancada saltó sobre lo que parecía ser nada, dejándose caer en el suelo estrepitosamente. Se quedo quieto sonriendo en el suelo y con una cara de felicidad que parecía haber logrado lo mejor.
-je.
Volvió a reír, acercándose a sus manos, que no apartaba del suelo, abrió una pequeña brecha entre sus dedos para poder ver el contenido de éste. Si, era aquello que tanto perseguía.
-je, ya casi te tengo...
Al fin murmuro con una sonrisa en los labios y sus ojos entrecerrados, lanzando su pan a un lado y éste siendo atacado por los pajarillos para ganar el trozo más grande. Dando una zancada saltó sobre lo que parecía ser nada, dejándose caer en el suelo estrepitosamente. Se quedo quieto sonriendo en el suelo y con una cara de felicidad que parecía haber logrado lo mejor.
-je.
Volvió a reír, acercándose a sus manos, que no apartaba del suelo, abrió una pequeña brecha entre sus dedos para poder ver el contenido de éste. Si, era aquello que tanto perseguía.
Gretel- Human
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Fecha de inscripción : 07/11/2010
Re: Pequeño, pequeño...
Sombrío era el camino que se abría ante ambos, oscuridad tan apreciada por los marrones y siniestros luceros de la joven que lo cruzaba. Una ligera brisa soplaba, enfureciéndola, mientras los rayos del sol se ocultaban entre las majestuosas ramas, altivas y gruesas, de los predominantes arboles que adornaban el lugar. Pero quizás su conocimiento erraba, podía ser noche o podía ser día, más poco le importaba.
Su viaje anunciaba su final, no faltaba poco para llegar su hogar, aquel tan amado, tan deseado. Odiaba los alrededores, odiaba a la gente al pasar, y sólo en la comodidad de su pequeña cabaña y su adorado terreno de moribundos era capaz de encontrar la calma tan apreciada. Sin embargo su caminara era calmo, en ocasiones demasiado acelerado, siempre atenta a cualquier extraño suceso y a la vez despistada de todo lo que pudiera alterarle.
En su diestra blandía un largo bastón de madera, aquel que hacía eco en el andar de sus sigilosos pasos. Una gabardina, la que cubría en totalidad su cuerpo y celestes cabellos, abrigaba su piel, poco dispuesta a mostrarse ante cualquiera mirada curiosa y desagradable.
Era, en otras palabras, un día normal después de una caminata de necesidad. Había ido y minutos después regresaba; nada que sugiriera verdadero esfuerzo, algo tan simple y común. Al menos hasta que sus andar tan bien calculado se detuvo, molestándola aún más e intentando recurrir a la poca paciencia que poseía.
No observo al divertido personaje que se paseaba entre la oscuridad, tal cual cínico que intentaba buscar lo bueno entre lo malo, aquella maldad que se ocultaba bajo una sonrisa llena de sarcasmo y falsedad. Pero si lo reconoció, al menos hasta que este se dejo caer entre su propia locura, justo a unos cuantos centímetros de dónde sus pies se postraron como estatua.
¿Quién osaba interrumpir su tan agradable y fastidiosa rutina?
Su mirada fue cuesta abajo con lentitud, dejando apenas ser apreciados el brillo moreno de estos, con un aire de incomodidad desmedida dedicada a aquel incauto que aclamaba a gritos ser lastimado. Más nada dijo, nada pidió, fue sólo su respiración la que dio lugar a su presencia, aquel ir y venir de aire que se agitaba mientras los segundos se consumían.
Su viaje anunciaba su final, no faltaba poco para llegar su hogar, aquel tan amado, tan deseado. Odiaba los alrededores, odiaba a la gente al pasar, y sólo en la comodidad de su pequeña cabaña y su adorado terreno de moribundos era capaz de encontrar la calma tan apreciada. Sin embargo su caminara era calmo, en ocasiones demasiado acelerado, siempre atenta a cualquier extraño suceso y a la vez despistada de todo lo que pudiera alterarle.
En su diestra blandía un largo bastón de madera, aquel que hacía eco en el andar de sus sigilosos pasos. Una gabardina, la que cubría en totalidad su cuerpo y celestes cabellos, abrigaba su piel, poco dispuesta a mostrarse ante cualquiera mirada curiosa y desagradable.
Era, en otras palabras, un día normal después de una caminata de necesidad. Había ido y minutos después regresaba; nada que sugiriera verdadero esfuerzo, algo tan simple y común. Al menos hasta que sus andar tan bien calculado se detuvo, molestándola aún más e intentando recurrir a la poca paciencia que poseía.
No observo al divertido personaje que se paseaba entre la oscuridad, tal cual cínico que intentaba buscar lo bueno entre lo malo, aquella maldad que se ocultaba bajo una sonrisa llena de sarcasmo y falsedad. Pero si lo reconoció, al menos hasta que este se dejo caer entre su propia locura, justo a unos cuantos centímetros de dónde sus pies se postraron como estatua.
¿Quién osaba interrumpir su tan agradable y fastidiosa rutina?
Su mirada fue cuesta abajo con lentitud, dejando apenas ser apreciados el brillo moreno de estos, con un aire de incomodidad desmedida dedicada a aquel incauto que aclamaba a gritos ser lastimado. Más nada dijo, nada pidió, fue sólo su respiración la que dio lugar a su presencia, aquel ir y venir de aire que se agitaba mientras los segundos se consumían.
Catrina- Human
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Fecha de inscripción : 04/11/2010
Edad : 32
Re: Pequeño, pequeño...
Si bien el joven Gretel no sabía si estaba de día o de noche, los pajarillos delataban que el sol aun no se ocultaba, sino ellos ya andarían bien arrimados en varias ramas que les protegieran del ambiente hostil, pero eso poco importaba porque el ser que el perseguía le venía tratando de perder el rastro desde hace ya varios metros. “que fastidioso”, habrá pensando aquel ser si pudiera poner voz a su desesperación de escape, pero le era imposible y sólo huía del joven que no terminaba por perseguirle hasta atraparle.
Al fin su persecución llegó a su término, cuando de un salto certero atrapo entre sus manos al pequeño que investigaba esta vez, estaba seguro que de la indicada se trataba, así que lentamente se asomó, pero en vez de ver una largas y delgadas patas, vio dos zapatos y un falda de telas pesadas. Sus ojos azulados subieron centímetro a centímetro, la miro, entrecerró los ojos mirándola seriamente.
-araña…
Mencionó, mirándola aún, cerrando la brecha de sus dedos y arrastrando con cuidado sus manos hacia su persona para acercarse la presa atrapada. Agarrando un poco de tierra debajo de su presa se fue levantando con cuidado, si se movía mucho corría un poco de peligro, sin embargo fue cuidadoso y todo fue bien, mientras su mirada vacilaba entre su presa y la mujer, era… ella, no había duda. Cuando estuvo de pie, extendió los brazos hacía ella aun atrapado “aquello” entre sus manos, si acertaba en su investigación previa entonces ese ser le gustaría a la mujer.
Abriendo las manos un cuerpo con ocho patas alargadas se vieron, un precioso ser de dorada seda estaba en sus manos, con propiedades extraordinarias que sólo ella podía conceder,
¿acaso no era una presa excelente?... un trofeo que realmente valía la pena.
-es linda, ¿no?
Pregunto re-acercándose su presa, admirándola por donde podía, mirando de vez en cuando a la dama que estaba cerca.
Al fin su persecución llegó a su término, cuando de un salto certero atrapo entre sus manos al pequeño que investigaba esta vez, estaba seguro que de la indicada se trataba, así que lentamente se asomó, pero en vez de ver una largas y delgadas patas, vio dos zapatos y un falda de telas pesadas. Sus ojos azulados subieron centímetro a centímetro, la miro, entrecerró los ojos mirándola seriamente.
-araña…
Mencionó, mirándola aún, cerrando la brecha de sus dedos y arrastrando con cuidado sus manos hacia su persona para acercarse la presa atrapada. Agarrando un poco de tierra debajo de su presa se fue levantando con cuidado, si se movía mucho corría un poco de peligro, sin embargo fue cuidadoso y todo fue bien, mientras su mirada vacilaba entre su presa y la mujer, era… ella, no había duda. Cuando estuvo de pie, extendió los brazos hacía ella aun atrapado “aquello” entre sus manos, si acertaba en su investigación previa entonces ese ser le gustaría a la mujer.
Abriendo las manos un cuerpo con ocho patas alargadas se vieron, un precioso ser de dorada seda estaba en sus manos, con propiedades extraordinarias que sólo ella podía conceder,
¿acaso no era una presa excelente?... un trofeo que realmente valía la pena.
-es linda, ¿no?
Pregunto re-acercándose su presa, admirándola por donde podía, mirando de vez en cuando a la dama que estaba cerca.
Gretel- Human
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Fecha de inscripción : 07/11/2010
Re: Pequeño, pequeño...
Y aquel muchacho... ¡Cielos! Aquel muchacho se tomo el tiempo que en gana se le vino y lo único que le preocupaba, ¿por qué rayos seguía estorbando en su camino? ¡Porque claro, ese camino era SU camino! Y más infantil la mujer no podía ser, pero es que como ella veía las cosas todo comenzaba así. Primero le estorbaban un dia en un tranquilo día de trabajo y al siguiente terminaban por estorbarle muchos días más de trabajo. La libertad era algo que se tenía que ganar y ella no iba a permitir que abusarán de extensa libertad que entregaba a los demás sólo para que no la molestarán a ella.
No obstante, continuaba ateniendo se a esperar, a ver a que horas se le ocurria a santo personaje de sólo apartarse y continuar con su camino. ¡Ah, pero no! Eso no sería posible, claro que no. Es decir, ¿acaso estaban locas las personas de ahí?
Era algo que se cuestionaba constantemente. Y bueno, para acabarla... Cielos, no pudo más que recordarse una y otra vez que... Mmm, ¿Qué era lo que tenía que recordarse?
Observó al chico, moviéndose, sonriendo, observando aquello que ocultaba en sus manos y que ni por una ni por otro la causaba curiosidad a ella. ¿Qué podía importarle si el mocoso tenía afinación por los gusanos? Y si era asi, ¡¿porqué tenía que mostrárselo a ella y ella no...?!
– Bromeas ¿verdad? –pregunto, confundida, aún sin dejar que el enojo se esfumara de su mente mientras observaba el hermoso bichito que se postraba en la blanquecina mano de tan extraño niño.
Ahora si había captado su atención, por alguna extraña razón encontraba a esas criaturas de gran fascinación. ¿Quién no? ¡Eran tremendamente adorables! Mucho más por su forma tan anormal de caminar, aquella que les pintaba bastante bien.
Entonces extendió su mano libre, aquella que se cubría sobre unos guantes negros, cuales no se quitaría en lo absoluto, siendo que era una regla fundamental para ella no mostrar ni in miligramo de su piel. Y espero, ansiosa por poder ver de cerca a tal arácnido, aquel que desde la distancia brillaba y de cierta forma sentía le saludaba. ¿Por qué no se iba? Era otra de las cuestione que rondo su cabeza, aunque no deseaba responderla, tampoco es que quisiera que se fuera.
No obstante, continuaba ateniendo se a esperar, a ver a que horas se le ocurria a santo personaje de sólo apartarse y continuar con su camino. ¡Ah, pero no! Eso no sería posible, claro que no. Es decir, ¿acaso estaban locas las personas de ahí?
Era algo que se cuestionaba constantemente. Y bueno, para acabarla... Cielos, no pudo más que recordarse una y otra vez que... Mmm, ¿Qué era lo que tenía que recordarse?
Observó al chico, moviéndose, sonriendo, observando aquello que ocultaba en sus manos y que ni por una ni por otro la causaba curiosidad a ella. ¿Qué podía importarle si el mocoso tenía afinación por los gusanos? Y si era asi, ¡¿porqué tenía que mostrárselo a ella y ella no...?!
– Bromeas ¿verdad? –pregunto, confundida, aún sin dejar que el enojo se esfumara de su mente mientras observaba el hermoso bichito que se postraba en la blanquecina mano de tan extraño niño.
Ahora si había captado su atención, por alguna extraña razón encontraba a esas criaturas de gran fascinación. ¿Quién no? ¡Eran tremendamente adorables! Mucho más por su forma tan anormal de caminar, aquella que les pintaba bastante bien.
Entonces extendió su mano libre, aquella que se cubría sobre unos guantes negros, cuales no se quitaría en lo absoluto, siendo que era una regla fundamental para ella no mostrar ni in miligramo de su piel. Y espero, ansiosa por poder ver de cerca a tal arácnido, aquel que desde la distancia brillaba y de cierta forma sentía le saludaba. ¿Por qué no se iba? Era otra de las cuestione que rondo su cabeza, aunque no deseaba responderla, tampoco es que quisiera que se fuera.
Catrina- Human
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Fecha de inscripción : 04/11/2010
Edad : 32
Re: Pequeño, pequeño...
Una sonrisa surcó sus labios llena de satisfacción, la curiosidad era una virtud para el peliazul, pero encontrarla en otros era sencillamente extraordinario. Cuando al fin escuchó la voz de la dama su sonrisa se acentuó como si de una travesura se tratara. La voz confundida de la mujer le hizo acercar de nuevo el bichito, y más para su sorpresa extendió la mano, era perfecto!, estaba a punto de dársela de inmediato, compartiendo su tan preciada presa, pero entonces la duda asaltó su mente, había personas buenas, pero otras no tanto…
Con porte tan elegante parecía que su presencia era casi anormal para estar con Gretel, pero aquel bichito los había juntado, por lo que después de la duda atinó a dejar lentamente el arácnido sobre el guante de la mujer, admirando como sus patas se movían gráciles sobre la tela.
-efecto coagulante, sirve más de lo que aparenta.
Mencionó orgulloso, era su presa por esa razón, se la pasaba recogiendo de todo, pero aquellos animalillos eran sus favoritos, porque además de elegantes y extraordinarios ofrecían sus servicios a cambio de comida y un lugar para vivir. El joven Gretel sonrió de nueva cuenta, mirando ya no a la patona, sino a la mujer, para ver algún indicio de peligro para su araña, porque la verdad es que no terminaría de confiar en alguien, no después de tantos malos entendidos y malas experiencias que había acumulado a lo largo de los años.
- No le mataras, ¿cierto?
Pregunto con porte serio, esfumándose esa curiosa sonrisa, dando paso a un muchacho maduro de 19 años que la vida lo había crecido solo, alguien que desconfiaba de todo y todos… al menos de aquellos que parecían humanos raros y ella entraba en dicha categoría.
Con porte tan elegante parecía que su presencia era casi anormal para estar con Gretel, pero aquel bichito los había juntado, por lo que después de la duda atinó a dejar lentamente el arácnido sobre el guante de la mujer, admirando como sus patas se movían gráciles sobre la tela.
-efecto coagulante, sirve más de lo que aparenta.
Mencionó orgulloso, era su presa por esa razón, se la pasaba recogiendo de todo, pero aquellos animalillos eran sus favoritos, porque además de elegantes y extraordinarios ofrecían sus servicios a cambio de comida y un lugar para vivir. El joven Gretel sonrió de nueva cuenta, mirando ya no a la patona, sino a la mujer, para ver algún indicio de peligro para su araña, porque la verdad es que no terminaría de confiar en alguien, no después de tantos malos entendidos y malas experiencias que había acumulado a lo largo de los años.
- No le mataras, ¿cierto?
Pregunto con porte serio, esfumándose esa curiosa sonrisa, dando paso a un muchacho maduro de 19 años que la vida lo había crecido solo, alguien que desconfiaba de todo y todos… al menos de aquellos que parecían humanos raros y ella entraba en dicha categoría.
Gretel- Human
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Fecha de inscripción : 07/11/2010
Re: Pequeño, pequeño...
Entonces llegó a su poderío y tan cual adoración de la naturaleza fue colocada con elegancia sobre su palma. Entonces el brillo de furia que anteriormente impregnará sus pupilas se había intensificado a un brillo de ilusión, sumamente interesada.
Tuvo ahora tiempo de admirarlo más de cerca, alzando la zurda hasta la altura de sus ojos, viendo como se alejaba e intensaba ir más allá de dónde su mano se lo permitía, comenzando a moverla para que tal criatura no fuera más que en círculos, interminables vaivenes de la vida.
Ensimismada y sumisa se encontraba, como si se encontrará sola, como si pudiera ser ella realmente, al menos hasta que la voz del muchacho en cuestiones acusadoras le hizo volver a la realidad, deteniendo su juego y entretención.
– ¡¿Te has vuelto loco, acaso?! –gritó, mientras la furia volvía al brillo de sus pupilas.– ¡¿Matarle?! ¡¿Me acusas acaso de algo?! –exclamó, indignada, moviendo con rapidez el largo bastón que con la diestra sostenía, hasta colocarlo a la altura de su cuello, amenazante.– Pero si tú has sido el muchacho que ha interrumpido mi camino, el que me ha hecho perder tiempo valioso, ¡¿y te atreves a cuestionarme de esa manera?! –continuaba.– Preferiría en este momento matarte antes a ti que a tan encantador bichito –sentenció, moviendo la punta de su bastón hasta la mejilla del otro y ajustando un poco de fuerza, cediendo al final.
Bajo la mirada hasta su mano, ignorando cualquier expresión delineada por el otro, y volvió a fijarse en la araña, negando repetidas veces, irritada una vez más, pero decidiendo dejarlo de lado. Se inclino lentamente y bajo la mano, permitiendo de la criatura se alejara de la misma forma en la que lo había hecho con anterioridad, dándole la libertad que necesitaba.
– No te lo mereces –concluyó, limpiando sus ropas e ignorando cualquier reclamo por parte del otro, al momento que sólo le dedicaba una mirada de profundo odio.
Tuvo ahora tiempo de admirarlo más de cerca, alzando la zurda hasta la altura de sus ojos, viendo como se alejaba e intensaba ir más allá de dónde su mano se lo permitía, comenzando a moverla para que tal criatura no fuera más que en círculos, interminables vaivenes de la vida.
Ensimismada y sumisa se encontraba, como si se encontrará sola, como si pudiera ser ella realmente, al menos hasta que la voz del muchacho en cuestiones acusadoras le hizo volver a la realidad, deteniendo su juego y entretención.
– ¡¿Te has vuelto loco, acaso?! –gritó, mientras la furia volvía al brillo de sus pupilas.– ¡¿Matarle?! ¡¿Me acusas acaso de algo?! –exclamó, indignada, moviendo con rapidez el largo bastón que con la diestra sostenía, hasta colocarlo a la altura de su cuello, amenazante.– Pero si tú has sido el muchacho que ha interrumpido mi camino, el que me ha hecho perder tiempo valioso, ¡¿y te atreves a cuestionarme de esa manera?! –continuaba.– Preferiría en este momento matarte antes a ti que a tan encantador bichito –sentenció, moviendo la punta de su bastón hasta la mejilla del otro y ajustando un poco de fuerza, cediendo al final.
Bajo la mirada hasta su mano, ignorando cualquier expresión delineada por el otro, y volvió a fijarse en la araña, negando repetidas veces, irritada una vez más, pero decidiendo dejarlo de lado. Se inclino lentamente y bajo la mano, permitiendo de la criatura se alejara de la misma forma en la que lo había hecho con anterioridad, dándole la libertad que necesitaba.
– No te lo mereces –concluyó, limpiando sus ropas e ignorando cualquier reclamo por parte del otro, al momento que sólo le dedicaba una mirada de profundo odio.
Catrina- Human
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Fecha de inscripción : 04/11/2010
Edad : 32
Re: Pequeño, pequeño...
¿Qué le pasaba a la damisela?, estaba exagerando toda facción y reacción a las inocentes palabras del chico que sólo se quería asegurar de que su linda cautiva no corriera peligro de muerte. Se le quedo mirando fijamente, impasible, borrando lentamente su sonrisa, era muy escandalosa, casi igual que su hermano y eso le empezaba a desagradar, pero cuando le amenazo de muerte una sonrisa sarcástica y de lado apareció, claro, claro, la muerte le perseguía desde hace varios años y aun tenia cuentas pendientes con ella, pero hoy no era el día indicado, era sólo que la arañita había atinado a dar a los pies de la mujer y anda más.
-ja, ja, que antipática eres, bastante desagradable.
Mencionó con una sonrisa altiva, observando sin hacer nada cuando liberaron a su amada prisionera.
-wa, que aguafiestas, acabas de herir de muerte a cuatro personas, tres de ellas morirán esta noche a tu causa por dejarla escapar y una de ellas llorara desconsolada, una lástima… por las personas no por mi…
Mencionó dándole una vuelta alrededor de la damisela, observándola mientras se limpiaba su mejilla ensuciada por la banal furia de la chica.
-culpable, es la sentencia.
Se detuvo frente a ella señalándola a la cara y empujándole la frente con su dedo índice con un porte serio y hasta se le podría clasificar de facciones indignadas. Dando un paso atrás miró las ramas que estaban sobre él, agarrándose de una subió con un ágil movimiento, como un gato que sube para volver a divisar su presa lejana, ahora debía buscar más telarañas doradas puesto que su ex -enclaustrada arácnida se había perdido entre las hojas y buscarla así llevaba el peligro de pisarla por accidente y muerta no le servía mucho.
-ahora debes buscarme una, mujer indigna.
Dijo más bien haciendo pucheros, peor era cierto, puesto que el sol se pondría y cuatro morirían.
-ja, ja, que antipática eres, bastante desagradable.
Mencionó con una sonrisa altiva, observando sin hacer nada cuando liberaron a su amada prisionera.
-wa, que aguafiestas, acabas de herir de muerte a cuatro personas, tres de ellas morirán esta noche a tu causa por dejarla escapar y una de ellas llorara desconsolada, una lástima… por las personas no por mi…
Mencionó dándole una vuelta alrededor de la damisela, observándola mientras se limpiaba su mejilla ensuciada por la banal furia de la chica.
-culpable, es la sentencia.
Se detuvo frente a ella señalándola a la cara y empujándole la frente con su dedo índice con un porte serio y hasta se le podría clasificar de facciones indignadas. Dando un paso atrás miró las ramas que estaban sobre él, agarrándose de una subió con un ágil movimiento, como un gato que sube para volver a divisar su presa lejana, ahora debía buscar más telarañas doradas puesto que su ex -enclaustrada arácnida se había perdido entre las hojas y buscarla así llevaba el peligro de pisarla por accidente y muerta no le servía mucho.
-ahora debes buscarme una, mujer indigna.
Dijo más bien haciendo pucheros, peor era cierto, puesto que el sol se pondría y cuatro morirían.
Gretel- Human
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Fecha de inscripción : 07/11/2010
Re: Pequeño, pequeño...
Pero así como ella le hubiera ignorado, él pasó de largo su mirada molesta y sólo se atrevió a balbucear una sarta de sandeces a las cuales ella les resto la más mínima importancia.
Lentamente una mueca de completa indiferencia se delineo su rostro y no pudo nada más que encogerse de hombros ante la petición más que atrevida del otro.
– Estarás sordo, mocoso, no te mereces algo así –recordó, poco interesada en si sus palabras fueran o no fueran ciertas, para ella la muerte no era más que una segunda viva, una segunda oportunidad, así que no le parecía una gran tragedia.– Estas loco si piensas que te ayudaré, mucho menos después de haberme ofendido –aclaró, ajustándose la capucha de la cabeza.– Yo me retiro –sentención, viendo como al fin el camino estaba despejado de él y, tras dar un golpe con su bastón en el suelo, continuaba su camino.
Lentamente una mueca de completa indiferencia se delineo su rostro y no pudo nada más que encogerse de hombros ante la petición más que atrevida del otro.
– Estarás sordo, mocoso, no te mereces algo así –recordó, poco interesada en si sus palabras fueran o no fueran ciertas, para ella la muerte no era más que una segunda viva, una segunda oportunidad, así que no le parecía una gran tragedia.– Estas loco si piensas que te ayudaré, mucho menos después de haberme ofendido –aclaró, ajustándose la capucha de la cabeza.– Yo me retiro –sentención, viendo como al fin el camino estaba despejado de él y, tras dar un golpe con su bastón en el suelo, continuaba su camino.
Catrina- Human
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 04/11/2010
Edad : 32
Re: Pequeño, pequeño...
Lo ignoraba, lo ignoraba!!!, eso era el colmo, aparte de no interesarle la vida de otras personas era mezquina y arrogante sin razón, o no?, demonios, con algo se debía de cobrar la actitud que tomaba aquella mujer que parecía no tener vida, segurito era un muerto andante, sí, eso debía de ser, pero no era ni siquiera digna de estar entre sus colecciones de animales extraños o cosas parecidas. No, esa mujer no era digna de nada, más que de acariciar la muerte suavemente con la cual seguro si que delinearía una sonrisa en su pálido rostro demacrado por no tener vida en ella.
-mf, mujer indigna.
Se limitó a decir simplemente metiendo sus manos en los bolcillos, alzando su rostro como si estuviera indignado por aquel encuentro con esa mujer, pero lo cierto es que cuando paso al lado de ella una sonrisa de lado surco sus labios por unos segundos al mismo tiempo que su mano tomo la capucha de la dama y la bajo tan rápido que tuvo los segundos suficientes que pudo cortar con rapidez un mechón de cabello de ella, seguro que le serviría en algo. La volteo a ver, sonriendo y guiñándole un ojo, aunque tal vez no lo haya visto daba igual pues al hacerlo se fue corriendo, tarareando una cancioncilla de su infancia mientras se daba más prisa al irse colgando de algunas ramas y se daba vuelo con ella para irse corriendo de nuevo, desapareciendo entre los árboles que se cerraban como si no quisieran que vieran el camino que tomaba Gretel, inusual encuentro que solo termino en travesura, el joven Gretel había desaparecido de la vista y su destino definitivamente no era su casa, tan sólo ir a jugar con el rizo del que había despojado a la mujer de oscuro vestir.
-mf, mujer indigna.
Se limitó a decir simplemente metiendo sus manos en los bolcillos, alzando su rostro como si estuviera indignado por aquel encuentro con esa mujer, pero lo cierto es que cuando paso al lado de ella una sonrisa de lado surco sus labios por unos segundos al mismo tiempo que su mano tomo la capucha de la dama y la bajo tan rápido que tuvo los segundos suficientes que pudo cortar con rapidez un mechón de cabello de ella, seguro que le serviría en algo. La volteo a ver, sonriendo y guiñándole un ojo, aunque tal vez no lo haya visto daba igual pues al hacerlo se fue corriendo, tarareando una cancioncilla de su infancia mientras se daba más prisa al irse colgando de algunas ramas y se daba vuelo con ella para irse corriendo de nuevo, desapareciendo entre los árboles que se cerraban como si no quisieran que vieran el camino que tomaba Gretel, inusual encuentro que solo termino en travesura, el joven Gretel había desaparecido de la vista y su destino definitivamente no era su casa, tan sólo ir a jugar con el rizo del que había despojado a la mujer de oscuro vestir.
Gretel- Human
- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 07/11/2010
Re: Pequeño, pequeño...
Y así como el pequeño había aparecido en su camino, así se marcho, pero haciéndole sentirse extraña por la brisa que dejo en su camino. Efectivamente no noto cuando su cabello fue cortado, más sin embargo, como ella no tenía la costumbre de viajar sola, fue uno de los espíritus que le acompañaban, los que vieron por completo tan insignificante acto por parte del otro.
No le hablaron a la Catrina, y ella tampoco tuvo intención alguna de hablarles, de igual forma ya tenían órdenes estrictas de cuidarla en todo momento, por lo que apenas vieron que ella podía estar en algún problema se marcharon, en busca de aquel curioso personaje que no se libraría de ellos tan fácilmente.
Ya en su momento la mujer se reiría de las jugarretas que los espíritus se armarían contra el pequeño, tan insignificante como él podía creer que ella lo era.
La catrina delineo una sonrisa, se ajusto bien la capucha a la cabeza tras la brisa y se marcho, tan cual como el otro lo hubiera hecho, sin dejar rastre.
Y de fondo, los espíritus, gozando de tan interesante día.
No le hablaron a la Catrina, y ella tampoco tuvo intención alguna de hablarles, de igual forma ya tenían órdenes estrictas de cuidarla en todo momento, por lo que apenas vieron que ella podía estar en algún problema se marcharon, en busca de aquel curioso personaje que no se libraría de ellos tan fácilmente.
Ya en su momento la mujer se reiría de las jugarretas que los espíritus se armarían contra el pequeño, tan insignificante como él podía creer que ella lo era.
La catrina delineo una sonrisa, se ajusto bien la capucha a la cabeza tras la brisa y se marcho, tan cual como el otro lo hubiera hecho, sin dejar rastre.
Y de fondo, los espíritus, gozando de tan interesante día.
[Escena Terminada]
Catrina- Human
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 04/11/2010
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